En tiempos de convenciones realistas, la lectura de Memorias de un semidiós es una alternativa refrescante. Sus escenarios van de la pampa argentina a Nueva York y Massachussets, y en bares, vagones de tren o bancos de plaza los personajes aparecen y reaparecen como fantasmas en una historia que el lector deberá hilvanar, como quien reconstruye una vida a partir de fragmentos indefectiblemente sueltos pero llenos de sentido. Recordatorio también de que la escritura siempre tiene que ser nueva, radical, un experimento, esta novela compone además el manual táctico que es toda la obra de Héctor Libertella. Dispersa, hermosa, pequeña, interminable, atestigua nuestro modernismo y nuestra vanguardia, entre los años sesenta y los ochenta del siglo pasado, desde donde viene a levantar un dedo hacia un futuro mejor.