“Hay gente que tiene ese talento. Gente mágica, capaz de filtrarse, de hacer visible que el mundo tiene grietas, huecos, que no es tan compacto como parece. Mi viejo (a pesar de la repulsión que le he atribuido y que es casi una verdad comprobada) es uno de ellos.”
El padre de Húngaros, con su presunta infancia prodigiosa, sus poderes mágicos y sus ocupaciones estrafalarias, es una fuente inagotable de comedia para todos excepto para el narrador. Detrás de cada anécdota inolvidable y cada remate punzante que aplica la prosa aguda de Lo Presti se esconde la historia de una crianza bajo la sombra de la locura y una adultez que teme extender dicha sombra. Húngaros narra la guerra eterna de un hijo contra su legado, librada en el campo de batalla más traicionero: la propia mente.
“Lo Presti trabaja en una zona de la literatura que me convoca irresistiblemente: la historia familiar y el vínculo con el padre. Y ahí lleva a cabo una operación narrativa a la vez tierna y firme. El padre es diseccionado, expuesto, incluso podríamos decir ridiculizado y, sin embargo, lo hace con amor.”
Juan Sklar
